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¡Felicidad sí, sufrimiento no!

11.03.2023

El sábado 11 de marzo de 2023, los niños de la enseñanza de religión y confirmación de la comunidad de Madrid acudieron al centro budista “Nagarjuna”, situado en el sur de la capital española. La excursión tuvo lugar en el marco de la enseñanza de religión.
 
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Coincidiendo con las clases sobre las grandes religiones, los alumnos de enseñanza de la comunidad de Madrid se reunieron el sábado a las 11:30 horas en el centro budista “Nagarjuna”. Se trata de un centro de budismo tibetano Mahayana, del linaje de la tradición Gelug, de Lama Tsong Khapa, el mismo al que pertenece el Dalai Lama; y en el que pudieron aprender sobre esta temática de primera mano.

Tras quitarse los zapatos, los niños se dirigieron a la sala principal donde se sentaron en el suelo para ser recibidos por una monja.

Ella comenzó comentando que no todos coinciden en si el budismo es una religión o una filosofía. Para los propios budistas es una religión, aunque no creen en un Dios, ni creen que el cuerpo tiene un alma. Para ellos, lo que se debe trabajar es la mente.

A diferencia de otras grandes religiones, no hay un día establecido de culto, ni tampoco es tan importante el lugar de encuentro. El budista puede practicar sus creencias en su propio hogar, donde a menudo se encuentra un pequeño altar, ante el cual se puede rezar y donde se depositan ofrendas. El centro sí es el lugar de encuentro para la meditación y otros rituales.

Felicidad

Durante el encuentro, la monja lanzó una pregunta de peso: «¿Quién no quiere ser feliz?»

Todo el mundo quiere ser feliz, pero para poder ser feliz uno mismo, es necesario hacer feliz a los demás. Una de las alumnas preguntó sobre el término “karma”. «El karma tiene que ver mucho con la ley de causa y efecto, es decir, si tú haces algo bueno, tarde o temprano, recibirás también algo bueno. Del mismo modo, si obras de forma negativa, esto también repercutirá sobre ti, sea en esta vida o en otra, puesto que los budistas creen en la reencarnación», dijo la monja. Ningún ser humano es mejor o peor que otro. La vida del budista debe basarse en el amor y la compasión.

Otro alumno se interesó por las imágenes en las paredes. Se explicó que una de las imágenes representaba al Buda de la compasión, un Buda que tiene mil brazos, para siempre poder echar una mano.

A continuación, la monja explicó a los niños qué se puede encontrar en un altar budista: agua para lavarse, agua para beber, incienso y colonia para oler bien, comida y música para poder recibir a los invitados.

También se llegó a hablar de los votos. En el caso de los monjes, los votos pueden ser muchos y son secretos, para los budistas laicos varía de uno a cinco, que pueden ser el voto de no mentir, de no matar, de no consumir alcohol, etc.)

Después hubo tiempo de contemplar los altares de cerca y hacer unas preguntas sobre las imágenes.

Acto seguido, algunos de los participantes pudieron compartir una comida en un restaurante por la zona.

Clase

Al día siguiente, después del Servicio Divino, la maestra hizo un repaso de lo vivido el día anterior. Se pudo comprobar, ante la presencia del dirigente de la comunidad, que se habían aprendido muchas cosas nuevas. Lo importante no es fijarse en las diferencias con otras religiones, sino buscar lo que tenemos en común.

Como algo práctico, los alumnos fueron enseñados las ideas básicas de la meditación.