El domingo 23 de julio, durante sus vacaciones, el Obispo Alganza sorprendió a la comunidad de Fuengirola y realizó allí un Servicio Divino. Sirvió con un texto del libro de Isaías: «¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvación, del que dice a Sion: Tu Dios reina!». (Isaías 52:7)
El Obispo comenzó la prédica manifestando que es una alegría cuando podemos entrar en la cercanía de Dios. Él es el creador del amor, no hay nada comparable con el amor de Dios. Recién el Día del Señor podremos comprenderlo, dijo a los presentes desde el altar.
Así, los alentó a santificar el día de reposo cada semana.
Durante la prédica, el ministerio habló acerca del amor de Dios. El Señor nos ama a pesar de todo lo que hayamos vivido y de nuestros errores, su amor permanece inmutable, y quiere llevar ese amor a los demás. Cuando experimentamos de verdad la fe, algo vibra dentro nuestro, mueve pensamientos y sentimientos, energía, creatividad para obrar la voluntad de Dios, manifestó.
En el tiempo del profeta Isaías se hablaba de aquellos que estaban lejos y vivían momentos difíciles. Muchos estaban desesperados y habían perdido la confianza en Dios.
En Romanos 10:15 podemos leer: «¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!». Esto es válido para nosotros en este tiempo, explicó el Obispo. Vendrán los que anuncian el Evangelio de Jesús, porque es necesario que el pueblo sea ayudado. Hoy en día hay muchas personas que están alejadas de Dios por el pecado. A veces estamos lejos por nuestra forma de pensar, nuestro proceder.
Tenemos la alegría de tener Apóstoles, que son los mensajeros que anuncian la buena noticia, es decir el Evangelio. Jesucristo está presente en cada Servicio Divino a través de los Apóstoles, sus enviados, que transmiten su Palabra.
Muchas veces tenemos que superar montes de luchas, preocupaciones, dificultades, en la vida terrenal, familiar, laboral, etc. Queremos vivir nuestra vida con el Evangelio en todas nuestras circunstancias.
«El esfuerzo que se hace, a veces no es proporcional a los resultados»
Aquellas son palabras del Apóstol en descanso Suter, en relación al trabajo de los portadores de ministerio. Los siervos deben mostrar el amor a Dios que hay en su corazón para llevar el Evangelio. Ellos deben luchar y superar montes; y a pesar de las dificultades, pueden anunciar la buena noticia. Pero esto aplica para todos los creyentes en las comunidades, no solo para los portadores de ministerio y los colaboradores.
Debemos superar montes para anunciar la buena nueva, no solo con palabras si no con nuestras obras.
Dios quiere poner su amor en ti, para llevarlo a los demás. Esto a veces es difícil, perdonar a veces es un monte bien alto. Cuando uno está lleno del Espíritu Santo, ha escuchado la Palabra, uno lo anuncia con entusiasmo. «De la abundancia del corazón habla la boca». Tenemos ejemplos de hermanos y hermanas que anuncian la buena nueva a pesar de las grandes circunstancias que les toca atravesar, dan testimonio y lo hacen con alegría.
Cuando Dios se hace presente en nuestra vida muchas cosas cambian
Fue llamado a colaborar el Evangelista Ayudante del Dirigente del Distrito Sur.
Cuando el Señor habla a través de su Palabra, ¿cómo llevamos el mensaje a los demás? Debemos estar dispuestos a servir, a luchar y a vencer con Cristo, esa es nuestra gran tarea.
Dios nos ama, nos regala gracia, nos tiene paciencia y nos prepara para llegar juntos a la meta. Eso es la Obra de Dios, «gracia inmerecida». ¿Cómo está el amor en tu corazón?
El Obispo Alganza continuó la prédica expresando que los hombres siempre hablan de sí mismos. El Apóstol dice: «Hablemos más de lo que hizo Jesús y menos de nosotros». Esto es anunciar el alegre mensaje.
También fue llamado al altar el Dirigente de Fuengirola, quien manifestó que cada uno tiene sus propios montes. Hoy el Señor nos vuelve a llamar. Hemos de renunciar, hemos de cambiar con alegría. ¿Cuántas veces tuvimos que superar montes, estábamos solos y nos trajeron el alegre mensaje? Hemos sido confortados y fortalecidos muchas veces.
Hemos de hablar más de lo que Dios hace en nosotros, con Él podemos superar los montes.
Finalmente, el Obispo resaltó que los corazones arden cuando reciben el mensaje de los Apóstoles, aquello que Dios nos quiere decir.