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Yo quiero servir a Cristo

03.09.2023

Desde diferentes puntos de la geografía española, un total de 38 niños y 12 adultos se reunieron el jueves 31 de agosto en el albergue Puerta de Campo, situado cerca del pueblo de San Ildefonso de la Granja. Les esperaban cuatro días de convivencia en un entorno tranquilo en plena naturaleza segoviana.
 
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El jueves por la tarde, los primeros niños llegaron del distrito Centro y Noroeste, sobre la hora de la merienda. Se hizo el reparto de las habitaciones y hubo tiempo para bañarse. La otra “delegación”, del distrito Norte, llegaría justo a tiempo para la cena.

Después de compartir los alimentos, se procedió a un juego de introducción, que sirvió para conocerse un poco mejor y, tras superar la vergüenza inicial, se relajó el ambiente y los niños empezaron a moverse libremente por el recinto.

Al día siguiente, los menores pudieron participar de un taller de cerámica en tres grupos. El instructor dio unas explicaciones teóricas sobre la arcilla que iban a manipular y se puso manos a la obra. ¡Cómo pringaba todo! ¡Qué difícil era controlar el torno! Tras las primeras impresiones, pronto se ensimismaron en el taller y dieron rienda suelta a la creatividad… ¡Algunos de los niños resultaron ser auténticos artistas!

Mientras uno de los tres grupos estaba con las manos en la masa, los otros tuvieron tiempo para participar de una actividad de baile y música, visitaron la granja de animales (¡cómo olían las cabras), o participaron de unos juegos lúdicos como, por ejemplo, contestar preguntas contrarreloj, donde una respuesta equivocada significaba mojarse la cabeza.

El buen tiempo de la tarde invitó a bañarse un rato en la piscina y, por la noche, hubo tiempo para mover el esqueleto en la “discoteca”.

Trabajando duro a pesar de la lluvia

El sábado amaneció con lluvia, por lo que se tuvo que adaptar un poco el programa. Así, con muchas ganas se empezó el día decorando gorras. Cada participante del campamento recibió una gorra blanca en la que debía calcar el emblema de la Iglesia Nueva Apostólica, así como el lema del campamento 2023: “Yo quiero servir a Cristo”. Con mucho esmero cada uno pudo también personalizar su “corona”. A continuación, hubo tiempo para juegos.

Después de la comida, el tiempo fue aprovechado para la preparación del Servicio Divino del domingo: el ensayo del coro, la preparación del altar y posteriormente dos reuniones con maestras, una para los más pequeños y otra para los alumnos de religión y confirmación.

Para la decoración del altar, se aprovechó la naturaleza. El grupo responsable buscó ramas y hojas en los alrededores, que fueron complementadas con globos coloridos. El conjunto ofreció un aspecto muy festivo.

En la reunión de los más pequeños, la historia de Jonás sirvió de base para explicar lo que significa servir. Dios le pidió a Jonás que fuera a Nínive, pero Jonás no quería ir a predicar allí. Sin embargo, los planes de Dios son perfectos y, aunque Jonás quiso ir en dirección contraria, Dios hizo que se cumpliera su voluntad.

Los niños aprendieron que, siempre que Dios nos llama para servirle, debemos decir “sí”. No vale esconderse ni querer escapar, como Jonás.

En la reunión de los mayores, los participantes fueron divididos en cuatro grupos, donde cada grupo representaba uno de los siguientes “colectivos”: porteros, maestros, portadores de ministerio, coristas. Cada grupo tenía que explicar el significado y las responsabilidades del colectivo que representaban y de qué manera pueden servir a Cristo. Cada uno escribió luego en un papel cómo quería servir, hojas que también fueron colocadas en el altar.

Cristo os ama

El domingo, como siempre, fue el día del Señor. Todos los participantes del campamento se presentaron en sus mejores galas y lucieron sus propias gorras: «Yo quiero servir al Señor». El Pastor oficiante trajo para los niños una palabra de 1 Juan 4:19: «Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero». Un texto que desarrolló de manera interactiva.       

«¿A que por la mañana muchas veces te sientes cansado?», preguntó a los niños, y explicó: luego desayunas, coges fuerzas, y poco a poco te sientes mejor. Así también es cuando venimos al Servicio Divino, escuchamos la palabra de Dios, cogemos fuerzas y nos sentimos mejor. Y cuando nos sentimos bien, podemos hacer el bien al prójimo, eso es lo que Cristo quiere, y esto es servir a Cristo, dijo.

El Pastor pidió que las Diaconisas colaborasen para explicar qué significa servir. La primera dijo que gracias a tener dos manos puede ayudar a los demás y colaborar en muchas tareas. La otra Diaconisa habló sobre la disposición a ayudar y a servir, tanto en casa, en las tareas domésticas, como en la escuela o en la iglesia. Animó además a los niños a poder contagiar el amor de Cristo a quienes los rodean.    

El Pastor quiso contarles un secreto a los niños: «Sabéis que Cristo quiere a todos pero, ¿sabíais que quiere especialmente a los niños? Cristo dijo que el reino de los cielos es de los niños. ¿Por qué? Porque vosotros tenéis un corazón abierto, lleno de alegría», afirmó.

También se habló de confiar plenamente en Jesús: «¿Cómo hablas con un amigo? ¿Te cuesta abrir tu corazón, o hablas libremente? Si Cristo es nuestro mejor amigo, podemos confiar plenamente en él. También es una forma de servir. «¡Que sepáis que Cristo os quiere y nosotros todos os queremos!».

Los niños también formaron el coro en este día. Uno de los cánticos entonados fue “Quiero ayudar a mi prójimo”, una letra que encajaba perfectamente en el mensaje del día.

Tras la celebración de la Santa Cena y los cánticos finales, tocó hacer la maleta. Se pudo disfrutar de la última comida juntos antes de emprender el viaje de vuelta.