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Catecismo en preguntas y respuestas

06. La Iglesia de Jesucristo

El término “Iglesia” tiene tres diferentes significados en la lengua hablada general. Por un lado, significa una casa de Dios cristiana en la que se reúnen los fieles. Otro de los significados de “Iglesia” es una reunión de personas de fe cristiana, la comunidad local. Además se entiende por “Iglesia” una congregación cristiana (denominación), por ejemplo la Iglesia Nueva Apostólica o la Iglesia Católica.

“Denominación”, del latín “denominatio” (“caracterización”, “designación”), es un término no valorativo para una congregación religiosa.

En relación con la fe, “Iglesia” no significa en primer término la casa de Dios, sino la instancia que tiene la función de transmitir al hombre la salvación en Cristo. Las personas que pertenecen a la Iglesia han sido convocadas para la comunión eterna con Dios.
Además, “Iglesia” significa tener ya ahora comunión con el trino Dios, al dirigirse Él por medio de la palabra y los Sacramentos a los creyentes que le ofrecen veneración y glorificación. En la Iglesia, los creyentes tienen comunión unos con otros. El centro de la vida en la Iglesia es el Servicio Divino.

Sí, la Iglesia es necesaria para un cristiano, pues sólo en ella escuchamos la palabra de Dios, recibimos los Sacramentos y experimentamos comunión con Dios y los unos con los otros. Estos componentes son imprescindibles en su totalidad para poder alcanzar la salvación. Sin Iglesia esto no es posible para el hombre.

Salvación: ver preguntas 243. y 248. ss.

Jesucristo instituyó la Iglesia. Él no sólo dejó una doctrina, sino que creó una instancia para transmitir la salvación, que es su Iglesia. Por lo tanto, esta tiene su origen en el Hijo de Dios que vino a la tierra y obró como hombre entre los hombres: Él convocó a hombres como discípulos para que lo siguiesen, predicó, hizo milagros, perdonó pecados, prometió y envió al Espíritu Santo.
La persona y la proeza de Jesucristo son las condiciones básicas necesarias para la existencia de la Iglesia.

Jesucristo es la “cabeza” de su Iglesia.

La Iglesia de Jesucristo tiene dos funciones. La primera es hacer accesible al hombre la salvación y la eterna comunión con Dios. La segunda función consiste en que los hombres puedan ofrecer en ella veneración y glorificación a Dios.

Sí, ambas se diferencian. En la Iglesia Nueva Apostólica y en las otras Iglesias cristianas, la Iglesia de Jesucristo, que es una, se manifiesta de diferentes formas y en diferentes grados.

Ver también pregunta 386.

Jesucristo instituyó la Iglesia realizando actos significativos:

  • reunió en torno suyo a discípulos y discípulas (cf. Marcos 1:16 ss.),
  • predicó sobre el reino de Dios (cf. Marcos 1:14-15),
  • eligió a los Apóstoles (cf. Lucas 6: 12-16),
  • instituyó el servicio de Pedro (cf. Mateo 16:18),
  • celebró por primera vez la Santa Cena (cf. Mateo 26:20-29),
  • ofreció su sacrificio en Viernes Santo (cf. Mateo 27:50),
  • resucitó de los muertos en Pascua (cf. Mateo 28:1 ss.),
  • dio a los Apóstoles el encargo de proclamar el Evangelio y bautizar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (cf. Mateo 28:19-20),
  • envió el Espíritu Santo en Pentecostés (cf. Hechos 2:1 ss.).

Sí, en el Antiguo Testamento existen indicaciones sobre la Iglesia de Jesucristo, por ejemplo:

  • el arca: en ella Noé y su familia fueron salvados del diluvio. El arca sirvió a Noé y su familia para lograr la salvación. Así, la Iglesia de Cristo sirve para la salvación de los pecadores (cf. 1 Pedro 3:20-21).
  • los Diez Mandamientos, que Moisés recibió en el monte Sinaí: en ellos se expresa la voluntad divina, que fue dada a conocer a través de Moisés, el siervo de Dios, al pueblo de Israel reunido. En la Iglesia de Cristo, a través de la prédica del Evangelio es comunicada la voluntad de Dios a un grupo de personas reunido: la comunidad.

En el Nuevo Testamento se describe la naturaleza de la Iglesia de Jesucristo en diferentes imágenes y ejemplos. Una de las imágenes más importantes de la Iglesia es la del “cuerpo de Cristo”; en la misma, la Iglesia es comparada con un cuerpo: “Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo” (Romanos 12:4-5).

La imagen del cuerpo de Cristo hace alusión a todos los que pertenecen a Jesucristo porque están bautizados, creen en Él y se confiesan a Él como su Señor. Como los miembros de un cuerpo pertenecen todos juntos a un organismo, así los bautizados pertenecen todos juntos a la Iglesia de Jesucristo.

Jesucristo tiene dos naturalezas. Estas también se reflejan en la Iglesia.
Cuando se habla de las dos naturalezas de Jesús, se hace referencia a que Jesucristo es al mismo tiempo verdadero Dios y verdadero hombre. Esto se puede ver en ejemplos de su vida: cuando hizo resucitar a Lázaro, lo hizo como verdadero Dios (cf. Juan 11:43-47). Como verdadero hombre padeció hambre y sed como los demás seres humanos (cf. Juan 4:7).
La naturaleza divina de Jesús era invisible, su naturaleza humana era visible.
Así también ocurre con la Iglesia: ella tiene un lado invisible y un lado visible.
Ambos lados van indisolublemente juntos, al igual que ambas naturalezas de Jesucristo.

Las dos naturalezas de Cristo: ver preguntas 103. ss.

El lado invisible de la Iglesia se experimenta, entre otros, en sus efectos de salvación, que son invisibles para el hombre y sólo se pueden concebir con fe. Ejemplos de efectos de salvación:

  • cuando Dios perdona los pecados,
  • cuando por el Bautismo es lavado el pecado original,
  • cuando Dios concede el don del Espíritu Santo,
  • cuando en la Santa Cena son dados el cuerpo y la sangre de Cristo,
  • cuando son dispensados los Sacramentos a los difuntos,
  • cuando se realizan actos de bendición (Confirmación, ordenación, etc.),
  • cuando Dios está activo en la prédica a través de palabras humanas, n cuando es transmitida la bendición a la comunidad.

El lado visible de la Iglesia se experimenta, entre otros, cuando los hombres obran dentro de la Iglesia. Esto puede percibirse, por ejemplo:

  • cuando las personas se confiesan a Jesucristo,
  • cuando se celebra el Servicio Divino,
  • cuando es consagrada el agua para el Bautismo y se realiza el acto baustimal,
  • cuando los siervos separan pan y vino para la Santa Cena y suministran la Santa Cena,
  • cuando los Apóstoles imponen las manos y realizan el Santo Sellamiento,
  • cuando se predica,
  • cuando se ora,
  • cuando se practica el amor al prójimo.

Sí; el lado invisible de la Iglesia de Jesucristo es perfecto. Esto responde a la naturaleza divina de Jesucristo. Como seres humanos no nos podemos imaginar la grandeza, el alcance y la perfección de la Iglesia de Jesucristo. Ni siquiera siendo creyente se puede concebir totalmente.

No; el lado visible de la Iglesia de Jesucristo no es perfecto, pues no siempre los que actúan en ella evidencian el amor, la misericordia, la veracidad y la bondad de Jesús.
En la Iglesia actúan hombres pecadores, que cometen errores. Por esa razón, en la Iglesia también se pueden ver errores, equivocaciones y desaciertos, propios del género humano.
En este lugar, el lado visible de la Iglesia se diferencia profundamente de la naturaleza humana de Jesús. En oposición al lado visible de la Iglesia, que tiene deficiencias, Jesucristo también en su naturaleza humana fue perfecto y sin pecado.

La Iglesia de Cristo –tanto en su lado visible como también en su lado invisible– tiene estos cuatro rasgos característicos: unidad, santidad, universalidad y apostolicidad. A estas características de la Iglesia se las denomina “notae ecclesiae”.

La Iglesia es una, porque hay un solo Dios. La Iglesia da testimonio de la unidad de Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, que está activo en ella. Jesús mencionó la unidad de unos con otros y el amor de unos a otros como las señales características de aquellos que le pertenecen y lo siguen. De manera tal, se manifiesta en la Iglesia la esencia de Dios: “Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él” (1 Juan 4:16).

Trinidad: ver preguntas 61. ss.

La Iglesia es santa, porque el trino Dios es santo. Él está activo en la Iglesia de Cristo en la palabra y los Sacramentos.

La Iglesia es universal, porque Dios está para todos los hombres, para los vivos y para los muertos. No existen límites para el anuncio del Evangelio.

La Iglesia es apostólica, porque en ella es anunciada la doctrina apostólica y en ella está activo el ministerio apostólico.

Los cuatro rasgos característicos de la Iglesia de Jesucristo –unidad, santidad, universalidad y apostolicidad– se hacen realidad en las diferentes congregaciones cristianas de diferentes formas y en diferentes grados.
Donde más claramente se manifiestan estos rasgos característicos de la Iglesia de Jesucristo es allí donde están activos los Apóstoles: ellos dispensan a los vivos y a los muertos los tres Sacramentos y proclaman la palabra de Dios, cuyo punto central es el inminente retorno de Cristo. Allí está establecida la Obra Redentora del Señor.

Se entiende por “Obra Redentora del Señor” en general a la proeza de salvación hecha por Jesús, la cual ya haconcluido. Al emplear aquí este concepto, hace referencia a la parte de la Iglesia en la cual están activos los Apóstoles transmitendo aquellos dones de salvación que sirven a la preparación de las primicias, la novia de Cristo.

En la Obra Redentora del Señor, Jesucristo reúne y prepara a través de los Apóstoles a la comunidad nupcial para su inminente retorno. Actualmente estas funciones las cumplen los Apóstoles que están activos en la Iglesia Nueva Apostólica.

Preparación de la comunidad nupcial: ver preguntas 214.; 402. y 562. ss.

La Iglesia de Jesucristo se manifestó por primera vez en Pentecostés, cuando fue derramado el Espíritu Santo. El Apóstol Pedro predicó y unas 3.000 personas llegaron a tener fe. Se dejaron bautizar y junto con los Apóstoles formaron la primera comunidad cristiana. Esto sucedió en Jerusalén.

Los primeros cristianos “perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hechos 2:42). Esto es de importancia decisiva para la Iglesia de Jesucristo.

Podemos obtener un panorama sobre el desarrollo de las primeras comunidades en el Nuevo Testamento: en los Hechos y en las epístolas de los Apóstoles.

La Iglesia de Jesucristo se desarrolló a partir de Pentecostés, cuando fue derramado el Espíritu Santo. Estaban activos en ella los Apóstoles y otros ministerios. Era predicado el Evangelio y se dispensaban los Sacramentos.
En todo el Imperio Romano surgieron comunidades; el cristianismo se difundió entre los judíos y los gentiles.

El Imperio Romano era en tiempos de los primeros cristianos la potencia que dominaba el mundo. Abarcaba toda la región del Mar Mediterráneo incluyendo el Cercano Oriente. El Imperio Romano, con sus buenas vías de comunicación y su idioma oficial uniforme, el griego, y más tarde, el latín, fue de gran ventaja para la difusión del Evangelio.

En cumplimiento del envío que les había encomendado Jesucristo –enseñar y bautizar a todas las naciones–, los Apóstoles trabajaron en diferentes ámbitos. Los Apóstoles Pedro y Santiago difundieron el Evangelio ante todo entre los judíos, los Apóstoles Pablo y Bernabé viajaron a las naciones paganas de la región del Mar Mediterráneo. El Evangelio fue expandido hasta países de Asia y África, surgiendo comunidades en Egipto, Turquía, Grecia, Italia, Libia, Macedonia, Siria y Chipre.

Envío: ver preguntas 159.; 434. y 486.

Sirviendo a Cristo, los Apóstoles asumieron grandes esfuerzos, fatigas y padecimientos. En 2 Corintios 11:25-28 el Apóstol Pablo describe sus vivencias: “Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias”.
A raíz de las persecuciones que sufrían, muchos creyentes huyeron de Jerusalén (cf. Hechos 8:1; 11:19). En su nuevo entorno también daban a conocer entre la gente la fe cristiana y anunciaban la palabra del Señor, como por ejemplo Felipe en la capital de Samaria.

“Misión” proviene del latín y su significado es “envío”,“encargo”. Se utiliza este término cuando se hace referencia a dirigirse a no cristianos para ganarlos para la fe cristiana, el Evangelio.

En la Sagrada Escritura se encuentran sólo pocos indicios. Se sabe por textos no bíblicos que muchos Apóstoles murieron como mártires. El que más tiempo vivió y trabajó de todos los Apóstoles probablemente fue Juan. Después de la destrucción de Jerusalén (en el año 70 d.C.) estuvo en Asia Menor y desarrolló sus actividades principalmente en la Iglesia de Éfeso.

“Mártires” ha sido derivado de la palabra griega “martys”, que significa “testigo”. Se les llama “mártires” (“testigos de sangre“) a las personas que sufren a causa de su fe o que incluso padecen una muerte violenta. Un ejemplo es el Diácono Esteban, quien fue apedreado por confesarse a Jesucristo. En Hechos 7 se informa sobre su apedreamiento.

Después de la muerte de los primeros Apóstoles, el ministerio al que Jesús le había transmitido la dispensación de los Sacramentos, el perdón de los pecados y el anuncio del Evangelio, ya no estaba ocupado. De esa manera, ya no era posible dispensar el don del Espíritu Santo. Tampoco pudieron surgir del ministerio de Apóstol nuevos dones ministeriales. Sin embargo, el Evangelio siguió siendo expandido. Personas creyentes siguieron difundiendo el Evangelio y los valores cristianos.

En los países paganos, los miembros de las primeras comunidades cristianas fueron perseguidos en calidad de negadores de Dios, ya que no honraban a los dioses en los que se creía en esos lugares. También se echaba la culpa a los cristianos por cosechas malas, terremotos o inundaciones, siendo cualquiera el motivo para perseguirlos. Los emperadores romanos procuraron extinguir el cristianismo; la primera persecución cristiana tuvo lugar en el año 64 d.C. en Roma impulsada por el emperador Nerón.

En los países paganos, los miembros de las primeras comunidades cristianas fueron perseguidos en calidad de negadores de Dios, ya que no honraban a los dioses en los que se creía en esos lugares. También se echaba la culpa a los cristianos por cosechas malas, terremotos o inundaciones, siendo cualquiera el motivo para perseguirlos. Los emperadores romanos procuraron extinguir el cristianismo; la primera persecución cristiana tuvo lugar en el año 64 d.C. en Roma impulsada por el emperador Nerón.

Cuerpo de Cristo: ver preguntas 374. y 375.

En las prédicas, la espera del pronto retorno de Cristo fue pasando poco a poco a segundo plano. De todos modos, la fe en la vida y el obrar del Hijo de Dios, en su muerte y su resurrección se mantuvo viva.
Con la inspiración del Espíritu Santo, se plasmaron por escrito las Confesiones de la Iglesia antigua. En asambleas de la Iglesia (concilios) se formuló la doctrina de la Trinidad Divina y de las dos naturalezas de Jesucristo y se la declaró vinculante para la fe cristiana.

Trinidad Divina: ver preguntas 61. ss. Confesiones de la Iglesia antigua: ver preguntas 33. ss. Concilio: ver explicación de la pregunta 33.

Después de que habían muerto los Apóstoles de la primera época apostólica, ya no hubo portadores del ministerio de Apóstol. El ministerio de Apóstol en sí, siguió existiendo sin modificaciones. En el año 1832, Dios volvió a cubrir este ministerio.

Los creyentes de diferentes confesiones de Inglaterra, Escocia y Alemania oraban y esperaban que el Espíritu Santo volviese a obrar con más fuerza, como en tiempos de los primeros Apóstoles. Esto estaba vinculado con la expectativa de que Dios volviese a enviar Apóstoles.
Finalmente en el año 1832 en Londres, un hombre creyente, John Bate Cardale, fue llamado por el Espíritu Santo para el ministerio de Apóstol y designado por Henry Drummond como Apóstol. En la Navidad de 1832, John Bate Cardale realizó con una ordenación su primer acto ministerial como Apóstol.

Confesión: ver explicación de la pregunta 36.

Con el nuevo llamamiento de Apóstoles volvió a haber en la Iglesia de Cristo portadores del ministerio de Apóstol. El ministerio que tiene la autoridad para dispensar todos los Sacramentos, que mantiene viva la certeza del inminente retorno de Cristo y que sirve para la preparación de la comunidad nupcial para este acontecimiento, estaba nuevamente ocupado, igual que en la fase inicial de la Iglesia de Cristo, siendo nuevamente dispensado el don del Espíritu Santo. También volvió a ser anunciado el perdón de los pecados a través de los Apóstoles. Asimismo se volvieron a llevar a cabo ordenaciones.

Jesucristo gobierna en su Iglesia. Se sirve para ello de los Apóstoles. El ministerio de Apóstol es el ministerio original de la Iglesia. Es el único ministerio dado por Jesús mismo. Las funciones más importantes de los Apóstoles son la prédica del Evangelio en todo el mundo, el anuncio del perdón de los pecados, la dispensación de los Sacramentos para vivos y muertos, la ordenación de portadores de ministerio. De esa manera, a través de la actividad de los Apóstoles es reunida la comunidad nupcial siendo preparada para el retorno de Cristo.

Apostolado: ver preguntas 413.; 424. ss.; 433. ss. y 453. ss.

Los Apóstoles están activos actualmente en la Iglesia Nueva Apostólica. Sin embargo, el ministerio de Apóstol no ha sido dado sólo para la Iglesia Nueva Apostólica, sino para toda la Iglesia de Jesucristo. El ministerio de Apóstol tiene el encargo de llegar con su actividad a todas las partes de la Iglesia.
Los Apóstoles son enviados a todas las naciones, cumplen este encargo fundando comunidades en todo el mundo y conduciendo a los creyentes hacia Jesucristo.

La dispensación de todos los Sacramentos –Santo Bautismo con Agua, Santa Cena, Santo Sellamiento– ha sido confiada al ministerio de Apóstol. Los Apóstoles también dispensan los Sacramentos a los difuntos.
El Santo Sellamiento solamente es dispensado por Apóstoles.
La Santa Cena y el Santo Bautismo con Agua son dispensados en la Iglesia Nueva Apostólica también por portadores de ministerios sacerdotales, haciéndolo estos por encargo de los Apóstoles.
El Santo Bautismo con Agua ha sido confiado a la Iglesia en su totalidad: en todas partes donde en nombre de Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se bautice con agua, son incorporadas personas creyentes en la Iglesia de Jesucristo.

Sacramentos: ver pregunta 472. Santo Sellamiento: ver pregunta 440.

En el retorno de Cristo, una parte de la Iglesia, la comunidad nupcial (primicias), será arrebatada. Vivirá con Jesucristo las “bodas” en el cielo (cf. Apocalipsis 19:6-7).
La otra parte de la Iglesia permanecerá sobre la tierra y se tendrá que acreditar en las tribulaciones a las que se tendrán que enfrentar los cristianos que queden en la tierra (cf. Apocalipsis 12).

Comunidad nupcial, bodas en el cielo: ver preguntas 214.; 251.; 402. y 562. ss.

“¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado”
Apocalipsis 19:6-7
“Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”
Apocalipsis 12:13 y 17

A la Iglesia de Jesucristo pertenecen las personas que creen en Jesucristo y que confiesan al Hijo de Dios como su Señor. Ellos están bautizados en el nombre del trino Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Pero dista mucho que todos los bautizados tengan fe y se confiesen. Consiguientemente no todos los bautizados pertenecen a la Iglesia de Cristo.

La gran cantidad de congregaciones religiosas (denominaciones) obedece a las diferentes interpretaciones del Evangelio y a diferencias culturales, sociales e históricas.

Denominación: ver explicación de la pregunta 365.

Todo lo que ha creado y desarrollado el hombre puede ser llamado en sentido amplio “cultura”. Los seres humanos y los pueblos tienen una influencia cultural diferente: por su forma de vida, su historia, sus experiencias, su procedencia religiosa y política, sus costumbres, valores y convicciones, etc.
El término “social” proviene del latín “socius” y significa “en compañía, vinculado, aliado”. Se utiliza cuando se quiere expresar que alguien está orientado al prójimo, a la comunidad, y se preocupa por los demás.

La Iglesia de Cristo se puede experimentar allí donde hay unidad, santidad, universalidad y apostolicidad –en diferente grado–.
La Iglesia de Cristo se puede ver de la forma más clara allí donde está el ministerio de Apóstol, la administración de los tres Sacramentos a los que viven y a los muertos, así como el anuncio preciso de la palabra. Allí está establecida la Obra Redentora del Señor, en la cual es preparada la novia de Cristo para las bodas en el cielo.

Rasgos característicos de la Iglesia (unidad, santidad, universalidad, apostolicidad): ver preguntas 381. ss. Obra Redentora del Señor: ver preguntas 386. y 387.

En el retorno de Cristo una parte de la Iglesia será arrebatada –la comunidad nupcial–. Otra parte de la Iglesia quedará sobre la tierra y se tendrá que acreditar en las tribulaciones del anticristo. En el reino de paz, la Iglesia se mostrará haciendo conocer el Evangelio a través del sacerdocio real a todos los seres humanos que hayan vivido en todos los tiempos. En la nueva creación habrá adoración y glorificación sin fin a Dios.

Reino de paz: ver preguntas 575. ss. Sacerdocio real: ver pregunta 574., 577. Nueva creación: ver pregunta 581.

Los elementos que vinculan a las diferentes congregaciones religiosas entre sí son el Bautismo en el nombre de Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la confesión a Jesucristo y la fe en el trino Dios.
A través de los bautizados que viven su fe y confiesan a Cristo como su Señor, se puede experimentar la Iglesia como comunión de fe, esperanza y amor.