Cantar y hacer música en la comunidad de la Iglesia abarca diversos aspectos. A veces lo que no se puede expresar en palabras, se puede expresar a través de la música. Ella puede elevarse por encima de lo cotidiano y crear una atmósfera de admiración y adoración del ser y obrar de Dios. Es expresión de alabanza de Dios, de agradecimiento, adoración y confesión cristiana; se puede experimentar como fuente de alegría de vida, conmover en lo más profundo, dar consuelo, así como nuevas fuerzas para el alma, y ayuda a encontrar recogimiento y paz interior. Además fomenta y fortifica la comunión.
La música en el Servicio Divino de la Iglesia también tiene una importante función como:
La Iglesia Nueva Apostólica se pronuncia por una educación musical temprana y fomenta los niños en sus talentos.