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Catecismo en preguntas y respuestas

01. Las revelaciones de Dios

El origen de la fe está en Dios mismo. Él se da a conocer al hombre: Él se “revela”.
Dios mismo concedió al hombre el conocimiento de que Dios existe. Dios no se oculta, sino que se deja reconocer por el hombre, de manera que este pueda hablar de Dios y creer en Dios.

“Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto [a los hombres], pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”
Romanos 1:19-20

Dios se revela de diferentes maneras, en la naturaleza y en la historia.

Dios se muestra como el Creador en la naturaleza: en la existencia del universo, los seres humanos, los animales y las plantas.

“Él riega los montes desde sus aposentos; del fruto de sus obras se sacia la tierra. Él hace producir el heno para las bestias, y la hierba para el servicio del hombre, sacando el pan de la tierra”
Salmos 104:13-14

Dios se muestra en la historia de la humanidad. Así, por ejemplo, sacó al pueblo de Israel del cautiverio en Egipto y le dio los Diez Mandamientos. La mayor revelación de Dios en la historia fue la encarnación de Dios en Jesucristo, quien obró sobre la tierra. Él vivió hace 2.000 años. En Jesucristo, Dios se reveló como el Redentor.

Redentor: ver preguntas 66.; 108.-109.

“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo”
Gálatas 4:4

Dios es un ser espiritual. Se da a conocer como Dios,

  • el Padre, el Creador y el que vela por la creación (cf. Génesis 1; Génesis 8:21-22),
  • el Hijo, el Redentor y el que trae salvación (cf. 1 Juan 5:20),
  • el Espíritu Santo, el Consolador, el que guía a toda la verdad (cf. Juan 16:13).

Las revelaciones de Dios están registradas en la Sagrada Escritura.

Por “revelaciones de Dios” entendemos varias cosas:

  • Dios se da a conocer. Él proporciona información sobre su naturaleza (“automanifestación” de Dios).
  • Dios comunica al hombre su voluntad.
  • Dios acoge al hombre en su amor, principalmente en su palabra y en los Sacramentos.

Sí, Dios también brinda revelaciones sobre el futuro: Él prometió que Jesucristo vendrá nuevamente (cf. Juan 14:3). Dios se manifestará en forma perfecta a aquellos que serán transformados y arrebatados en su retorno (cf. 1 Tesalonicenses 4:13-18), pues verán a Dios tal como Él es (cf. 1 Juan 3:1-2).

“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es”
1 Juan 3:1-2

Sí, a través del obrar del Espíritu Santo en el ministerio de Apóstol se brindan reconocimientos y apreciaciones sobre el obrar de Dios para la salvación del hombre. La Biblia hace alusión a ellos y el Espíritu Santo los sigue revelando.

El hombre debe creer en Dios y sus revelaciones. Sólo con fe el hombre puede comprender las revelaciones divinas. Cuando tiene fe, lo divino adquiere valor para él y determina su vida.
Para alguien que no cree en Dios como el Creador, por ejemplo el universo no es una obra de Dios en la que se da a conocer el Creador, sino que es el resultado de procesos casuales de la naturaleza.

La fe es imprescindible para estar cerca de Dios. En este sentido, la fe no es algo que el hombre logra por sí solo. La fe es una demostración de la gracia divina, un regalo. El hombre debe querer tener este regalo y debe aceptarlo. La fe conduce a que el hombre reconozca a Dios, confíe en Él y ajuste su vida a la voluntad de Dios.

Fe: ver preguntas 239. ss.

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”
Hebreos 11:1
“Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”
Hebreos 11:6

La fe es concedida y fortalecida por el Espíritu Santo. Esto acontece, entre otras cosas, a través de la prédica del Evangelio basada en la Sagrada Escritura.

“Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”
Romanos 10:17

La Sagrada Escritura –la Biblia– es la compilación de escritos sobre el obrar, las promesas y los mandamientos de Dios. Está formada por el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. La Sagrada Escritura da testimono de las revelaciones de Dios, pero no es un informe completo e ininterrumpido de todos los actos de Dios. Dios se ocupó de que haya quedado conservado todo lo que es importante para la salvación de los hombres.

“Biblia” proviene del latín y significa “libros, rollos de libros”.

El autor de la Sagrada Escritura es Dios. Personas inspiradas por el Espíritu Santo fueron anotando lo que Dios revelaba. En cuanto a su forma y modo de expresión, los libros bíblicos llevan la impronta de los respectivos redactores y su mundo imaginativo, así como de las experiencias de su época.

“Inspiración” significa: “introducir, insuflar”. La inspiración divina significa que el Espíritu Santo sugiere o transmite algo al hombre.

Sí, Dios se ocupó de que los textos de los libros bíblicos hayan podido ser conservados durante siglos sin ser adulterados.

La compilación de los escritos bíblicos aconteció en el curso de los siglos. Por su realización se le debe dar gracias no sólo al razonamiento humano, sino ante todo a la voluntad divina.
El canon cristiano del Antiguo Testamento está basado en el canon hebreo del judaísmo, cuyos escritos probablemente surgieron durante un período de 1.000 años.
El canon del Nuevo Testamento comprende los Evangelios, los Hechos de los Apóstoles, epístolas y un libro profético, el Apocalipsis de Juan. En la Iglesia del primer tiempo tuvieron primero gran prestigio las epístolas del Apóstol Pablo. Más tarde se agregaron los Evangelios – de los cuales el Evangelio de Marcos es el más antiguo– y los demás escritos. Los escritos del Nuevo Testamento surgieron durante un período de unos 70 años.
A fin de preservar y transmitir estos testimonios originales de la fe cristiana se los reunió en una compilación, la cual finalmente fue confirmada como “canon” en diferentes sínodos.

“Canon” es llamada la compilación de escritos determinantes para la doctrina de una religión. Para la fe cristiana son los escritos del Antiguo y el Nuevo Testamento.
El término “sínodo” proviene del griego “synodos” y significa “encuentro”. Se entiende por sínodo el encuentro de una comisión de la Iglesia con autoridad para adoptar resoluciones de carácter vinculante.

La Sagrada Escritura está dividida en dos partes principales: el Antiguo Testamento, que se refiere al tiempo previo al nacimiento de Cristo, y el Nuevo Testamento, que comienza con el nacimiento de Cristo.

El Antiguo Testamento contiene informes descriptivos sobre la creación y los primeros seres humanos, así como textos sobre el origen y la historia del pueblo de Israel. Asimismo, se encuentran en el Antiguo Testamento glorificación a Dios, exhortaciones y promesas a los hombres.

El Nuevo Testamento informa en los cuatro Evangelios y los Hechos de los Apóstoles sobre Jesucristo, sus Apóstoles y las primeras comunidades cristianas. Además contiene epístolas de los Apóstoles escritas a las comunidades y a personas determinadas. El Apocalipsis de Juan, el libro profético del Nuevo Testamento, trata sobre el retorno de Jesucirsto y otros acontecimientos futuros.

El Antiguo Testamento está formado por 17 libros históricos, 5 libros de enseñanza y 17 libros proféticos.
Los 17 libros históricos son:

  • Los cinco libros de Moisés (Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio)
  • El libro de Josué
  • El libro de los Jueces
  • El libro de Rut
  • Los dos libros de Samuel
  • Los dos libros de los Reyes
  • Los dos libros de Crónicas
  • El libro de Esdras
  • El libro de Nehemías
  • El libro de Ester

Los 5 libros de enseñanza son:

  • El libro de Job
  • Salmos
  • Proverbios de Salomón
  • Eclesiastés de Salomón
  • Cantar de los Cantares de Salomón

Los 17 libros proféticos son:

  • Isaías
  • Jeremías
  • Lamentaciones de Jeremías
  • Ezequiel
  • Daniel
  • Oseas
  • Joel
  • Amós
  • Abdías
  • Jonás
  • Miqueas
  • Nahum
  • Habacuc
  • Sofonías
  • Hageo
  • Zacarías
  • Malaquías

Los 14 libros apócrifos son:

  • El libro de Judit
  • La Sabiduría de Salomón
  • El libro de Tobías
  • El libro de Jesús Sirach
  • El libro de Baruc
  • Los dos libros de los Macabeos
  • Pasajes del libro de Ester
  • Pasajes del libro de Daniel
  • Historia de Susana y Daniel
  • De Bel en Babel
  • Del dragón en Babel
  • La oración de Azarías
  • El canto de los tres varones en el horno de fuego
  • La oración de Manasés

El término “apócrifos” proviene de la palabra griega “apokryphos”, que significa “escondido, oscuro”. Los apócrifos (“escritos escondidos”) son libros bíblicos que no figuran en todas las ediciones de la Biblia. Constituyen un eslabón de enlace entre el Antiguo y el Nuevo Testamento y contienen enunciados sobre la fe que resultan importantes para la comprensión del Nuevo Testamento.

En la Iglesia Nueva Apostólica, los apócrifos tienen el mismo valor que los demás escritos del Antiguo Testamento.

El Nuevo Testamento está formado por 5 libros históricos, 21 libros de enseñanza y un libro profético.


Los 5 libros históricos son:

  • El Evangelio según Mateo
  • El Evangelio según Marcos
  • El Evangelio según Lucas
  • El Evangelio según Juan
  • Hechos de los Apóstoles, de Lucas


Los 21 libros de enseñanza son:

  • La epístola de Pablo a los Romanos
  • Las dos epístolas de Pablo a los Corintios
  • La epístola de Pablo a los Gálatas
  • La epístola de Pablo a los Efesios
  • La epístola de Pablo a los Filipenses
  • La epístola de Pablo a los Colosenses
  • Las dos epístolas de Pablo a los Tesalonicenses
  • Las dos epístolas de Pablo a Timoteo
  • La epístola de Pablo a Tito
  • La epístola de Pablo a Filemón
  • La epístola a los Hebreos
  • La epístola de Santiago
  • Las dos epístolas de Pedro
  • Las tres epístolas de Juan
  • La epístola de Judas


El libro profético es:

  • La revelación de Juan (Apocalipsis)

La Sagrada Escritura constituye el fundamento de la doctrina de la Iglesia Nueva Apostólica. Versículos de la Sagrada Escritura son también el punto de partida para la prédica en los Servicios Divinos.

La interpretación correcta de la Sagrada Escritura es revelada en toda su profundidad únicamente por el obrar del Espíritu Santo. Interpretar la Sagrada Escritura para la doctrina y la práctica de la fe, es parte del encargo de los Apóstoles de Jesús.

“Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios”
1 Corintios 4:1

En el punto central de la Sagrada Escritura está Jesucristo. Esto es lo que expresan las palabras: “Jesucristo es el centro de la Escritura”. Por eso el Antiguo Testamento también debe ser interpretado tomándolo a Él como punto de partida. El Antiguo Testamento predice y prepara la llegada del Mesías. El Nuevo Testamento informa sobre el obrar de Jesús en el presente y en el futuro.

Mesías: ver pregunta 112.

La Sagrada Escritura tiene gran importancia en la vida del creyente: consuela y edifica, brinda orientación y exhortación, además promueve el reconocimiento y la fe.

El temor de Dios y una oración seria para poder interpretar correctamente la Sagrada Escritura constituyen las bases para que la dedicación a la Biblia redunde en fortaleza en la fe.

Los cristianos creen en un Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. La fe en el trino Dios se ha hecho accesible al hombre a través de Jesucristo.
El Hijo, Jesucristo, habló de su Padre celestial, en el que el hombre debía creer. Reiteradamente Dios, el Padre, testificó que Jesucristo es su Hijo (cf. Lucas 3:22; 9:35).
Finalmente Jesucristo prometió que vendría el Espíritu Santo como Consolador y asistencia.

Sobre los fundamentos de la fe cristiana: ver también preguntas 34. y 35.

“Bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”
Mateo 28:19
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”
Juan 14:26